domingo, 11 de diciembre de 2005

Vi luz y escribí.

La compu de casa rota. Sin ganas de ir a un cyber-antro y menos a esos locutorios pedorros que bloquean todas las páginas porque supuestamente tienen contenido pornográfico. Termino las noches en el futón o en la cama mirando las maratones de series sobre investigación de crímenes, cuando no, en la casa de alguna amiga haciendo que estudiamos mientras charlamos sobre la vida con mates y puchos de por medio. Agarrar una hoja y lapicera ... no, eso es para la facultad o para hacer mis listitas de quehaceres, y por suerte hace rato no recurro a ningún cuadernito que hace de diario íntimo para desahogarme. Y todo esto por qué me pregunto yo, eh? porque simplemente me siento bien. Mejor no lo pudo habe dicho la Señora Natalia Ginzburg (no es nada de Jorge, es una difunta escritora italiana). La cuestión es que uno cuando se siente medio tristón apela a la realidad y a la memoria a la hora de escribir, y cuando uno está con esa sensación rara de felicidad o algo parecido se dedica a la fantasía. Coincido con su pensamiento, así que es más o menos por eso es que no recorro estos pagos bloguísticos. La fantasía la plasmo en el día a día hablando pelotudeces y triste no estoy. Ahora bien, un poquito me conozco y sé que cuando estoy en este estado pelotudo de alegría me empiezo a preguntar porqué no estoy mal (así de estúpida soy) y termino buscando alguna excusa para no estar bien. Pero esta vez no, no. Me voy a ganar y mierda que me voy a poner mal eh. A lo sumo entraré para escribir alguna pavada. Por lo pronto les deseo felices fiestas, que éstas sean lo menos hipócritas posible y que el gordo y los tres reyes les manden regalos como la gente.