martes, 28 de diciembre de 2004

y había atacado sueño a las 12 am, así que nos lavamos los dientes y a la cama. El infaltable ritual de la lectura elegía Lo que el viento se llevó.
Belén y su fanatismo hacían que el tamaño de tal libro no diera tanto miedo, ni siquiera el hecho de saber que el contexto histórico era el de la Guerra de Secesión de Estados Unidos.
No duré un párrafo, el estilo narrativo de la tal Margaret Mitchell, que por Lo que el viento se llevo, según dice mi edición, hizo que ganara un Pulitzer, me hacía recordar demasiado a Danielle Steel. NO!
Apagué la luz, no llegué a dar muchas vueltas que de repente: Burbujas!
Francia 2002, con Hélène y Sadiq fuimos a un supermercado un poco raro, donde todo parecía estar escondido. cada uno se fue por su lado, y yo mirando pavadas, otra cosa no hago en supermercado ni en ningún otro lado, encontré un frasquito para hacer burbujas. lo llevo. fue lo único que pensé. era el fin del viaje y no quedaban muchos euros, pero si uno como para ser feliz durante un rato.
Pasaron dos años y medio, si habré hecho burbujas como mucho fueron dos o tres. Suelo guardar las cosas como recuerdos y no darle uso.
Pero anoche no iba a pasar. Prender la luz. Buscar el "hacedor de burbujas" con ansiedad. Encontrarlo. Acostarme.
!!!!!!!!!Burbujas!!!!!!!!!!!!
de todos los colores, la mayoría caían arriba mio, tenían olor a jazmines.
sonrisa hasta doler mejillas. feliz feliz y no pensar. quedar sin aire. apagar la luz. cerrar los ojos. oler jazmines. ver burbujas.



martes, 21 de diciembre de 2004

mi agradecimiento al inventor de la crema post solar para los tarados como yo que solemos tener frio, vamos a la playa, no llevamos buzo ni bronceador y pensamos que la calidez del sol es lo mejor.

viernes, 10 de diciembre de 2004

Al salir de Buenos Aires: "mmmm como que hay mucho cielo por acá"

domingo, 5 de diciembre de 2004

cuerpo

Comenzamos por los pies, a ese hombre de la frase que no tenía pies cuando yo me quejaba por no tener zapatos.
Las manos a alguna persona nerviosa, que coma de mis uñas y no dañe las propias, de paso algún pellejito.
Los brazos a Ana O., la paciente de Freud, aunque dicen que se curó.
Las piernas a algún estudiante de cirugía plástica.
El pelo a alguien que esté en quimioterapia.
Los labios a la mamá de Maru.
La nariz a alguna empleada de limpieza.
Dientes a algún cordero desvalido, aunque hasta los corderos tienen dientes, solo hay que esperar que los muestren.
Los ojos a los ciegos que vendían las ballenitas en el subte.
Cejas a Perla.
El clítoris a alguna mujer de una tribu africana.
Y lo de adentro está podrido ... es para tirar.
Corazón roto. Estomago nervios. Cerebro laberintos. Utero vacío.
Los lunares desaparecerán solos.