jueves, 26 de octubre de 2006

Anto no duerme

Despierta porque quiero decirle algo a alguien y tal vez no sea que no me salga, sino que a ese alguien no le salga escuchar. Y por esas cosas que tiene uno de usar este medio para escaparle a ciertas cosas me siento frente al teclado y me siento tentada. Pero no hace falta pensarlo dos veces, cada cosa en su lugar y cada palabra a cada quien. Por eso señor lector le cuento que no hay hojas secas en la vereda pero tampoco hay calor que agobie, que no estoy en Monte Hermoso comiendo sandía, pero esta noche me llamaron mis abuelos y en un par de horas estaré escuchando por decimoquinta vez el relato de cómo se conocieron, mi abuela entusiasmada y yo haciendo preguntas cuyas respuestas sé de memoria, y así todos felices.

martes, 24 de octubre de 2006

apaguen el sol

empiezan los días de verano y me vuelvo irritable. lamentablemente ya no disfruto el helado como antes, y el cigarrillo en verano es menos disfrutable. no queda otra que estar en bolas, y tengo que tener cuidado de que las persianas estén bajas o las cortinas bien cerradas. querer que mi piel tome algo de color en la terraza supone un martirio que dejo de lado. ir a la plaza conlleva oler (potenciado con el calor) los soretes de los soretees que sacan a sus perros a cagar y no jutan sus regalos. el sexo deviene muy sudoroso y abrazarse no resulta tan placentero. salir a la calle de pollera musculosa y ojotas es lindo, pero chocarse con gente transpirada, pegajosa y maloliente: no. el aire acondicionado es contra natura y no me hace bien. cuando estoy triste no puedo tirarme en el sillón y taparme con Manta.
yo quiero que sea otoño, que las veredas estén cubiertas de hojas secas.
también quiero estar en Monte Hermoso comiendo sandía al lado de las plantas con mi perra, mientras mi abuelo riega el pasto y mi abuela le alcanza un mate.

pd: vieron que es un post horrible, pero bueh' es el calor

viernes, 20 de octubre de 2006

A veces el problema es no tener qué decir o cómo decir lo que hay, pero esta vez son las ganas. No hay ganas pero bueh' van a volver un día de estos.

jueves, 5 de octubre de 2006

Quereme piantao!

A quién no lo han tildado de raro, extraterrestre, perro verde, loco y demás cuestiones?, sobretodo viniendo de parte del sexo opuesto. No sé ustedes pero al menos a mi sí me pasa, y lo llamativo es que nunca me comporto de la misma forma con las diferentes personas. También debo reconocer que juzgar de bicho raro a mi pareja de turno ya es una constante.
Ahora bien, he aquí el intento de explicar mi prematura teoría.
Las personas de individuos no tenemos nada. Nadie es un uno en todo momento y lugar. Somos millones de personas encerradas en un mismo cuerpo. Dependiendo de muchísimas variables (espacio, tiempo, clima, pie con el que uno se levantó, persona con la que interactúa, etcétera, etcétera.) una de esas personas sale a la luz. Y así pasa con todos. Ahora bien, esto de que aflore X persona en nuestro cuerpo no es tan lógico y racional como una ecuación matemática. Es por esto que por más que nos topemos con otro sujeto, el cual consideramos en algún o algunos puntos parecidos a una o más de nuestras personalidades, cuando tengamos contacto con el otro ser, aunque las variables sean iguales (o no tan iguales, pero acercándose al 100% de similitud) en ambos casos, las probabilidades de que en los dos sujetos se haga presente la misma persona, es muy remota. Es decir, aunque tengamos similares historias, bagajes de experiencias y demás, vamos a crear un diferente efecto ante una misma causa.
Una vez ya el efecto, no nos dedicamos a ver qué persona somos, sino a explorar qué persona es la otra. Oh Sorprais! no es lo que uno esperaba o al menos nada de lo que hace o no hace parece tener cierta lógica, al menos para el paradigma de nuestra nueva persona. Y es ahí donde nos cuesta aceptar o entender al sujeto que tenemos en frente. Nuestras reacciones nos parecen las más "normales", pero el otro es un bicho raro. Nos encerramos en nuestra persona de turno, creyendo que ese es el único paradigma.
Por suerte no necesarmente buscamos una pareja en el espejo, y en una de esas (si los planetas se encuentra alineados y el azar está de nuestro lado) antes de rompernos el corazón, nos rompen la cabeza.-