miércoles, 28 de febrero de 2007

Primer Cuento: Los Infieles.

Av. Cabildo 1958. Había llegado y estaba decida. Vio que el encargado del edificio miraba atentamente la baja espalda de la joven madre que pasaba con su carrito y su bebé. La puerta del edificio estaba abierta, pensó que era mejor subir directamente y tocar timbre en la puerta del departamento. Aprovechó la distracción del encargado. Piso 11, departamento C. No vaciló.

Claudia estaba cocinando ravioles con salsa bolognesa. De vez en cuando para sentirse “más mujer” y agasajar a su pareja creía que cocinar era lo adecuado; a pesar de no tener grandes habilidades culinarias, claro. Marcelo por su parte estaba acostado en la habitación leyendo un libro de Lampedusa. De vez en cuando prendía un cigarrillo.

Claudia se acercó a la puerta. Dudó en contestar, sabía que el timbre provenía de la puerta de entrada al departamento, no del portero. No quería alguna queja o charla con algún vecino. Ni ella ni Marcelo acostumbraban a hacer sociales con la gente que vivía en el edificio. Pero ese día estaba de buen humor, preguntó quién era, no pudo ver bien por la mirilla.
- Soy Perla, busco a Marcelo o a Claudia.
- No... no sé quién sos.
- Preguntale a Marcelo entonces.

Claudia sabía que su cena no se iba a dar como esperaba. Fue hasta la habitación, seria y preocupada lo miró a Marcelo unos segundos y le preguntó quién era Perla. Lo invadió la desesperación pero estaba acostumbrado a mentir; él dijo que no sabía nada, que no tenía idea. Ella le comentó suspicaz que una tal Perla estaba afuera, y que lo buscaba. El humor de Claudia empezaba a cambiar, Marcelo lo notaba, los celos siempre la consumieron. Le dijo que tal vez era alguien confundida o alguna vecina, que no le contestara. Claudia sin embargo volvió a la puerta, que hasta ese momento seguía cerrada.
- Estamos ocupados, qué necesitás?
- Quiero hablar con ustedes nada más.
- Pero... ¿quién sos? ¿una vecina nueva?
- No, soy la amante de Marcelo.

Claudia sintió que su mundo caía estrepitosamente, que la bomba de Hiroshima esta vez era la bomba de Claudia. Sin inmutarse abrió la puerta, con la esperanza de que su miedo fuera revertido por alguna broma de una amiga lejana que se presentaba por sorpresa. Pero no, no era ninguna amiga, era Perla, una mujer que decía ser la amante de su pareja.
Marcelo que nunca llegó a escuchar la conversación seguía en la habitación recostado, esperando que Claudia lo volviera a llamar, pero esta vez para cenar y que el suceso anterior hubiese sido una confusión. El también se equivocó. Escuchó la pesada puerta abrirse, se paró y se asomó para ver sin que lo vieran. Ahí estaban su amante y su mujer, cara a cara. Había imaginado el encuentro sólo en fantasías sexuales, no en su casa, no en ese momento. Volvió a la cama. Desesperado intentaba en vano pensar, pero apenas si podía respirar.

- Marcelo vení urgente por favor!- dijo Claudia sin dejar de mirar fijamente a Perla.

Marcelo no tuvo más opción que acercarse, vio a su amante que a su vez lo miraba con una sonrisa maliciosa. Negó conocerla. Ella tranquilamente y esta vez sin dejar de mirar a su amante comenzó a darle información sobre su vida y sobre sus encuentros. Claudia apretaba los dientes, sentía que no podía pronunciar palabra alguna pero tampoco podía quedarse callada.
- ¡¿Cómo pudiste hacerme esto?!- Le gritó y dio un portazo.
Ahora los tres estaban en el mismo ambiente, encerrados y con la obligación de aclarar la situación.
Marcelo inmóvil la miró a Perla, la quería asesinar con la mirada. Nunca había pensado que un ser tan dulce se podría convertir en la persona que terminaría arruinando su vida.
-Vos estás loca... ¿cómo no me lo vi venir? ¡Estás loca, tu obsesión no tiene límites!
-¿Loca yo? Vos sos el loco que le da a su amante el número de teléfono de su casa, la dirección, bah’ incluso lo hicimos acá, en ese sillón, ¿te acordás?.- Perla parecía disfrutar el show que había planeado. – Bueno, no, más que locura es una estupidez.
Claudia lloraba entre enojo y decepción.
Esta vez Perla se dirigió a Claudia.
- Claudia, no llores, tenés que estar contenta, ahora ya no tenés vendas en los ojos y ves las cosas tal cual son. Pensá que todo lo que viviste con Marcelo fue un sueño, fue lindo, pero alguna vez tenía que terminar. Supongo que vos preferís eso y no sos fanática de Arjona. ¿Una mentira que te haga feliz vale más que una verdad que te amargue la vida? No, ¿no?. No creo que seas de esas. Tampoco pienses en suicidarte, que si alguien tiene que morir debería ser este hijo de puta.- El tono de voz de Perla cambiaba, de tranquilo pasaba a ser agresivo. La situación estaba por escapar de su control.
- ¡Hija de puta sos vos!, ¿no ves que nos estás arruinando la vida a todos sin necesidad?. Gritó Marcelo que sólo quería que Perla se fuese e intentar en vano arreglar el caos con su mujer.
- La verdad nos liberará Marcelo... ¿acaso vos no querés tener a tu lado a una mujer que te ame tal como sos? Bueno ... esto es lo que sos, esto es lo que hacés.- dijo Perla nuevamente calmada.
- Hijos de puta son los dos.- gritó Claudia, su llanto había parado, esta vez tenía ganas de ir a la cocina, buscar la olla con el agua hirviendo y tirársela a los dos.
- Bueno... pueda que tengas razón Claudia, yo sabía que Marcelo estaba en pareja, de hecho creo saber mucho sobre vos. De alguna manera fui cómplice. Sí, lo acepto, pero en su momento no sentí culpa alguna, creí que lo amaba. El tampoco parecía sentirse muy culpable, sobre todo después de hacer el amor, así le gustaba decir que teníamos sexo. Bueno ... no parecía sentir culpa cuando me decía que me amaba, después de hacer el amor. Nunca supe si era verdad, lo creía porque me gustaba la sensación de ser amada de esa forma. Pero si lo pienso bien no tenía necesidad de decírmelo, él sabía que era bueno en la cama y si me quería o no yo igual iba a estar con él. ¿No es así Marcelo?.
- ¿Te podés callar por favor? Creo que ya hablaste demasiado.- le contestó él a su amante, serio y enojado.
- Bueno, si querés hablá vos, yo no tengo problema.- dijo Perla mirándolo desafiante.
- ¿Hace cuánto que se ven?- reaccionó Claudia.
Perla apurándose a contestar dijo que hacía tres años que se veían, pero que últimamente era en forma esporádica. Claudia miraba a Marcelo aumentando su enojo.

Timbre nuevamente, también proveniente de la puerta del departamento, no del portero.
- ¡Hasta los vecinos se enteraron que soy cornuda!
- No abras.- le ordenó su (ex?) pareja. Pero Perla insistió en que había que ser educados y que si en última instancia era algún vecino que se quejaba por los gritos podían discutir en voz baja. No podía dejar de lado la ironía. Había desencadenado un increíble show y lo tenía que gozar a su manera.
Claudia decidió abrir, tan sólo para hacer lo contrario de lo que decía Marcelo. No preguntó quién era, directamente abrió la puerta. Entró un hombre, Claudia no podía dar crédito a lo que veía.
-¿Y vos qué querés? ¿te molestan los gritos?.- le dijo Marcelo al nuevo personaje del espectáculo fuera de sí.
- No, yo sólo quería hablar con vos. Entré al edificio porque no tienen un portero muy atento que digamos. Soy Daniel, el amante de Claudia.- contestó sin más el nuevo amante en escena.

Perla no paraba de reir a carjadas. Claudia lloraba desconsoladamente. Definitivamente su pareja y su vida estaban arruinadas. Marcelo no quería aceptar lo que terminaba de escuchar, pero al mirar a Claudia llorar no le quedó otra que darse cuenta que él también había sido engañado. Daniel se había arrepentido de haber ido a ese lugar.

- Bueno, yo me voy.- dijo Perla, se dirigió a la puerta que todavía estaba abierta, antes agarró un par de caramelos Palitos de la selva que estaban en un frasco de vidrio sobre la mesita ratona.- Ah , Claudia creo que se te quema la comida. Chau Marce, no te preocupes, ya no estoy obsesionada con vos, esto fue muy terapéutico. Buena suerte Dany, nos vemos en casa. Y ustedes dos menos mal que no se casaron como nosotros, los divorcios son más caros que los casamientos.

Los tres miraron cómo Perla se iba sonriente. Daniel reaccionó y corrió tras ella.

lunes, 26 de febrero de 2007

No molestar.-

No eres el auto que tienes...
Ni el trabajo que haces...
Ni tu casa...
Ni tu familia...
¡Mucho menos una cuanta bancaria o números de una tarjeta de crédito!
¡Ojalá lo fueras!
¡Al menos tu vida tendría sentido!
Porque la verdad es que...
¡Eres un poco absurdo!
¡Algo exagerado!
¡Estúpido!
¡Inmaduro!
¡Limitado!
¿Tienes miedo de parecer ridículo?
¡Ya lo eres!
¡Pasaste a formar parte de ese grupo al que la gente mira con lastima!
¡No eres gracioso!
¡Tu existencia lo es!
Pero... ¡Vamos! ¡Animo!
¡No te aflijas!
¡No todo está perdido!
¡Todavía hay un lugar para ti!
¡Así que no molestes!

domingo, 18 de febrero de 2007

Vi luz y no dormí.

Pero sigo sin entender porqué te da miedo dormir en la oscuridad. Siempre estás con esa luz prendida... Si para dormir tenés que cerrar los ojos y que dejes la luz del pasillo prendida no sirve para nada... o acaso vos podés ver con los ojos cerrados? No, no? y bueno... qué hacés entonces? ponés el reloj cada media hora y te despertás para confirmar de que la luz sigue prendida y que no pasó nada? Pucha, que debe ser jodido dormir así!. Ahora bien, vos sabés que si algo tiene que pasar va a pasar haya luz o no? Te cuento nomás, en una de esas creés que la luz es una especie de amuleto protector o repelente de mala suerte, ladrones, cucos, arañas, zombies, vampiros, fantasmas... eso a lo que vos le tenés miedo, eso que pasa solamente en la oscuridad. No, no pienses mal, no te estoy tratando de idiota... Es que sigo sin entenderte, no me puedo poner el tu lugar porque en tu lugar hay luz, y yo no puedo dormir con la luz prendida... ese es el tema...
A ver ... cómo te explico? Si hay luz, podés ver, hasta ahí vamos bien. Bueno sí, a menos que tengas los ojos cerrados, ves? me estás dando la razón sin darte cuenta, si tenés los ojos cerrados para qué querés la luz y poder ver? Bueno, está bien, sigo con mi explicación. Hay luz, ves, ojos cerrados... pero hay luz! se puede ver! entonces los ojos no pueden estar cerrados, se tienen que abrir para ver, porque hay luz ... entendés? Ok ok, pongámosle que podés cerrar los ojos... pero en una de esas los abrís y pasa algo ... en fin, lo ves! Sin embargo, si estás en la ocuridad pase lo que pase no lo vas a ver, va a ser difícil que lo huelas o lo toques. Tal vez lo escuches, sí, pero ahí ponele que podés formularte cualquier hipótesis (y creertela, claro está), yo siempre uso la de la gata en celo... me seguís el hilo? bueno, creo que llegamos al punto de que si no lo ves, no sabés que pasa ahí, ergo: no existe... voila! ahora sí?
bueh' por qué no te metés la lamparita en el cajón de las bombachas y apagás la luz que no me puedo dormir!

viernes, 16 de febrero de 2007

Rage against the system

Me ganó la nueva versión blogger. Tuve que migrar de la vieja versión con la cual me sentía tan cómoda y encariñada. Esto de google account y etiquetas no me convence. Yo ya era usuaria de blogger y andar poniéndole etiquetas a las cosas no me termina de gustar. El paso de los años ha ayudado con mi resistencia al cambio, por lo cual no estoy muy feliz que digamos. Todo es tan efímero y yo tan lenta que cuando me dispongo a contemplar y disfrutar algo, ya es historia. Y si miro el ayer me choco con el hoy y termina doliendo. Siempre hay algo nuevo a lo cual me obligan a adecuarme.
Con el tiempo (mucho) aprenderé a usar los beneficios de esta nueva versión que ya ni siquiera es Beta, y cuando haya ganas (más tiempo todavía) los pondré en práctica.
Saludos a los que se sienten derrotados por el sistema y a los que no... es sólo cuestión de tiempo.

domingo, 11 de febrero de 2007

Pavada de plan.

Plan para sábado a la noche: Caminar por el parque del brazo de Frank Sinatra. El tipo de repente me suelta y se pone a bailar y cantar My way a capella. Antes de que termine la canción salen detrás de los árboles diferentes músicos y empiezan "chan chananana chananana". Nos sentamos con Frank en un banquito y bajo un farol se asoma la figura de Edith Piaf y Nooooooooon, rien de rieeeeeeeeeeen, noooo, je ne regrette riennnn....
Termina la función y nos vamos todos a embriagarnos a un bar.-

miércoles, 7 de febrero de 2007

Ruta

Pararon en la ruta, alguien necesitaba ayuda. Se bajaron del auto, tres hombres, una mujer. Al lado de la camioneta estaban los otros tres hombres fumando un cigarrillo, los tres con anteojos de sol. A pesar de su incidente esbozaban una sonrisa. Llegaba la ayuda y era de un amigo.
Los seis hombres se arrimaron a la camioneta haciéndose los mecánicos. Conjeturas, hipótesis y algún que otro chiste.
Ella cruzó la ruta corriendo, más allá de que era una recta y no veía venir a nadie. Prendió un cigarrillo. Se dio vuelta a mirar el asfalto. Algo la hipnotizaba. Se olvidó de los seis hombres y de la camioneta que no andaba. Sólo veía autos que pasaban, gente parada en la ruta que siendo impactada por los vehículos volaba por el aire. Hombres, mujeres, mujeres con bebés, nenes jugando. Una vez muertos los cuerpos desaparecían, los autos seguían su camino y más gente aparecía de la nada.
No pudo seguir viendo. Giró, miró las vacas. Todas echadas en el pasto. Se preguntaba si sabían que su destino era morir y ser comidas. Pobres vacas, pensó.
Llevaba una pollera a la rodilla. Los yuyos molestaban. Caminó hacia atrás, hacia la ruta, mirando las vacas, fumando. Siendo una más que volaba por el aire, pero sonreía.

jueves, 1 de febrero de 2007

Tip mental: no comprar bebidas que hayan salido recientemente al mercado, sobre todo si éstas fueron recomendadas.