martes, 5 de septiembre de 2006

Fin del primero.-

Mañana tal vez sea el anteúltimo día de mi primer trabajo. Hace dos meses comencé a aprender algunas cosas que ni mi poca calle ni la facultad (irónicamente estudiando Relaciones del Trabajo) me han enseñado. Tal vez aprendo un poco tarde. Muchos pensarán que esta pendeja de 22 años vive dentro de un saquito de té. Seguramente tengan razón. Pero qué feliz se vive/vivía ahí adentro!
Mis últimos dos meses consistían en levantarme a las 11am, vestirme literalmente con lo primero que encontraba, salir corriendo al subte sentarme frente a una computadora y decir: Buona sera, sono Antonia di Bottega Verde. Cerco per cortesia la Signora Maria. Aprendí que Maria el 99,9% de las veces me iba a decir "no m'interesa", otras tantas no iba a decir nada y directamente me iba a cortar. Aprendí que soy una pésima vendedora, que no puedo fingir buen humor, que no me sale aprovecharme de la gente por más que se encuentre del otro lado del charco, que la flexibilidad de la empresa consiste en que te dejen ir al baño, que las críticas pueden ser constructivas, pero si las decís en voz alta sos un desempleado más. Aprendí que una sonrisa significa casi siempre que cuando te des vuelta te la van a poner, que yo tengo que estar concentrada pero que otro boludea en el mssenger, que no estoy molestando a la gente sino que "le estoy resolviendo la vida con un llamado". Aprendí que haga lo que haga nunca va a ser suficiente, que soy un número más, que los indicadores son tomados en cuentan aún cuando en realidad no indiquen lo que tengan que indicar, que ante un tano que me putea yo tengo que decir amablemente gracias y poner mi mejor sonrisa aunque el tipo no me vea.
No estoy segura, pero creo que lo más probable sea que en un par de días con corra la misma suerte que S.M. La decisión ya está tomada y no puedo hacer mi mejor esfuerzo pensando que en realidad no sirve para nada, al menos para mi.
En un par de días le cuento que fue lo que decidieron, aunque sea lo que sea para mi va a estar mal. Si se dieron cuenta que como vendedora soy un asco tendré que seguir tirando currículums a ver si encuentro algo de pocas horas con un sueldo aceptable y aprender otras cosas en otros lados; y si no se dieron cuenta optaré por la opción cómoda (o no tanto) de hacerme la boluda y seguir pretendiendo a diario (aunque no me salga tan bien) ser algo que no soy, porque quiera o no el mundo se sigue moviendo con plata.

No hay comentarios.: