sábado, 18 de junio de 2005

L'akka muta, hache sin hache.

Mañana es domingo y siento terror. Terror porque desde el domingo pasado nada mejoró, porque el lunes, el martes, el miércoles, el jueves, el viernes y hoy sábado, fueron domingos con otros nombres, porque cada minuto que pasaba y que pasa, todo empeora, y mi actitud lo empeora, mis ganas de cambiar para mejor lo empeora. Y mañana es domingo, y hoy sábado estoy triste. Y mañana es domingo y es el día del padre y la gente se junta a almorzar en familia, y los que están lejos van a sus casas a estar con los suyos. Y hablan y comparten y ríen y son familia. Y mañana es domingo y siento terror. Va a ser peor que el domingo pasado, no hay razón para que sea mejor, de hecho los acontecimientos muestran lo contrario. Y me regalo flores para alegrar la vista. No curan los párpados hinchados de llanto, pero recuerdan días de juegos en el jardín con margaritas. Recuerdan que en algún momento era yo la que me sentía viva. ¿Y dónde quedó todo eso? ¿Cuándo dejé de vivir para que el día se transformara en domingo?
La hache muda en italiano sólo existe por una cuestión de utilidad, y entre las avenidas Callao y Pueyrredón yo pensaba en la utilidad de la hache en castellano. No, no es útil, pero tampoco podía concebir la palabra "humilde" sin hache, como así lo tenía que hacer en italiano. ¿Una cuestión de cariño? ¿Cómo es que ahora no me puedo deshacer de ciertas cosas? ¿Por qué me aferro a algo que ya no es, algo que no puede ser, algo que no fue, algo que no va a ser?. Antes mutar era lo más común, era una cuestión de necesidad. Cambiar, moverse, expectativas, ilusiones, proyectos, incertidumbre, futuro. Eso era. ¿y por qué tengo miedo que un domingo cualquiera desaparezca la hache del horno? De algo me voy a agarrar, nunca uno se queda completamente en bolas, siempre hay una tangente por la cuál escapar. Pero tengo miedo, no me puedo soltar. Mañana es domingo y siento terror.

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